16 jul 2012

Respirando entre copos de nieve.


Parte I: ‘Noches largas, hombres extraños y una sombra observando en la obscuridad’.
Él la ve levantándose del banco, desorientada. Ella camina, él la sigue. Su teléfono suena y  deja de seguirla para contestar. Su amigo le habla pero la mirada de él sigue a la chica, cuando corta la chica ha desaparecido.  Su corazón se acelera, preocupado por la chica que hubiese podido ser y no es. Entra a un bar resignado y pide una copa; cuando el barman vuelve él no está más.
La busca desesperado y la ve, sentada en la vereda viendo la gente pasar. Su corazón se encoje, dejando un sabor amargo en la sangre.
Calla y vuelve a su casa. Su familia habla de ella, según dicen es la de mejor calidad. El intendente le hace visitas recurrentes. Su hermano también, su padre y su tío. El mira la cena con asco y un pensamiento recorre su mente. Su familia le pregunta por lo que hiso esa tarde y él encoje los hombros, responde vagamente con un 'nada', escondiendo la verdad. No come más y se va a acostar pensando en lo larga que va a hacer la noche para ella.

Parte II: ‘Atrapada en sus fantasías, no lo ve y vende su amor a otro hombre’.
Él camina, buscándola. La encuentra mirando unas flores con los ojos llorosos, se resigna y entra a un motel. El suspira, y comprende porque la mitad de los hombres de la ciudad han usado ese cuerpo.  Compra en el puesto una rosa. Se sienta en un banco, esperando que ella salga. La ve salir y trata de llamar su atención. Nada. La ve caminar, y gracias al tiempo invertido en ella sabe a donde va. Se sube a su auto. Y maneja hasta allí, pero cuando llega es demasiado tarde;  la ve subirse al auto de otro hombre.
Pega su cabeza contra el volante siseando una gran cantidad de insultos. Estaciona el auto en la banquina y marca un número en su celular.  Su amigo contesta. Se ponen a hablar de ella; el amigo dice que ha hecho esa vida desde sus dieciséis  y desde los dieciocho se mantiene igual, pero últimamente su cara se está hundiendo lentamente, gastada.
Le pregunta por qué le interesa y  no tiene otra opción que contarle. Su buen amigo se ríe de él, y le comenta que ella frecuenta  la Avenida St. Sean para hacer parte de su vida. Le aconseja que se olvide de ella, que no vale la pena, que es sólo una prostituta. Y él le grita que no es tan fácil y le corta, poniendo en marcha el auto.

Parte III:  ’Ella volverá a su lugar de nacimiento y un ángel morirá’.
Él mira, escondido, cuando cambia un par de euros por un paquetito con un contenido blancuzco. Se decepciona de ella y cuando pasa a su lado intenta entregarle la rosa pero, ella ni siquiera lo nota. Ella se tambalea hasta el motel de la esquina. 
Se sube al ascensor y pone la llave frenética en la puerta, tan frenética que ni siquiera se da cuenta que él está atrás suyo. El chico suspira, y baja desmotivado hacia la recepción, pasa sin mirar nada y se mete en el auto. Poco a poco se queda dormido. Cuando despierta, es gracias a los bocinazos insistentes de una ambulancia; corre el auto, y se baja de él casi corriendo. La dueña del motel está hablando con un policía.  Sus ojos están empañados y susurraba algo como 'Venía a aquí casi todas las noches'. Un par de doctores subían a la ambulancia con un cuerpo en brazos. Era ella. El shock le pegó tan fuerte que cayó de rodillas, pidiendo clemencia a Dios. Logró que lo subieran a la ambulancia a él también. Entre su histeria, la histeria de un hombre que veía a la mujer que había amado sin vida, estiró su mano y tomó la de ella. 

Parte IV: ‘Hace mucho frío para que los ángeles vuelen esta noche’. 
Para ser que su cuerpo había pasado por las manos de demasiados hombres, el funeral estaba casi vacío, exceptuando a él, la chica que le había vendido la droga, la dueña del motel y el párroco. Este había terminado de hablar y tocaba que hablen loe presentes. Las dos mujeres negaron con la cabeza, y él se armo de valor y tomó el micrófono que el párroco el ofrecía. Como si con el micrófono ella escuchara.  Sus palabras flotaron en el aire armando una historia.
'La conocía más de los que muchos suponen. Ella había sido mi amiga, mi compañera, un amor. Pero cuando ella empezó su nueva vida, se olvidó de mí. Hubiese sido afortunado si a mí me hubiese ocurrido lo mismo. Pero dicen que el primer amor no se olvida. Me hubiese gustado tener el valor suficiente para hacer más que observarla desde las sombras. Hacerla subir a mi auto antes de que me olvidara completamente. Ofrecerle una mano amiga, una mejor vida. Pero no lo hice y me arrepiento muchísimo.
Fue un ángel para mí, y no se merece que nadie la juzgue por lo que hiso. Decían que era la de mejor calidad, pero lo que en realidad ocurría es que ella estaba atrapada en sus fantasías, esperando uan vida mejor. Hoy hace mucho frío para que vuelen los ángeles, hoy tiene que estar todo el mundo de duelo, porque se ha perdido una persona que no merecía haber llevado la vida que llevaba.'
 Lo encontraron un par de días después en su habitación muerto de una sobredosis, y con un papel arrugado en la mano que decía: 'Te amé, te amo y te seguiré amando, Ángel'.         



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