mirarla a ella dolía. escuchar su risa le provocaba una puntada en el pecho que persistía por unos cuantos segundos. o tal vez horas, porque cuando estaba con ella perdía el sentido del tiempo. cuando se despedía de ella sus labios dolían, hinchados, y sus piernas temblaban. y ella, ella simplemente le sonreía, y agitaba la mano, sin darse cuenta de todo lo que le provocaba a ese pobre ser humano.
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