6 ene 2013

‎''Ésta es la gran diferencia entre mamá y yo. Cuando alguien está desalentado y triste, su consejo siempre es: ''Pensemos en las desgracias del mundo y alegrémonos de no compartirlas''. Yo por mi parte, aconsejo: ''Sal por los campos, contempla la naturaleza y el sol, corre al aire libre, trata de reencontrar la dicha en ti misma y en lo que te rodea.''
En mi opinión el consejo de mamá no conduce a nada. ¿Qué puede hacer uno si toma sobre sus hombros las penas de los demás? Quedarse anonadado y sentirse perdido. En cambio si uno se vuelve a lo que es bello -la naturaleza, el sol, la libertad, lo hermoso que hay en nosotros-, nos sentimos enriquecidos. Al no perder esto de vista, encontramos nuevamente a Dios, a nosotros mismos, y recuperamos nuestro equilibrio.
El que es feliz, hace feliz a los demás. Quien no pierde el valor ni la confianza, jamás perecerá por la miseria''

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